viernes, 22 de agosto de 2014

El no-Abstracto

          El mundo de las Ideas ha supuesto un eje central en el desarrollo de nuestra cultura occidental, y debemos ser conscientes del peso del mismo incluso en nuestra actual vida cotidiana. Todavía hoy arrastramos el dualismo cuerpo-mente: consideramos las personas tienen una esencia íntima, impermutable y constante en su existencia; si bien no la llamamos alma, pues vivimos en una sociedad progresista y laica, sabemos se trata del mismo concepto. La Teoría de las Ideas sigue vigente, y funcionando, hoy en día. Ahora bien, aunque aquí veamos como malinterpretada la consciencia, una intrusión de la filosofía especulativa en lo que debiese ser terreno de la filosofía de la ciencia, no debemos desechar por ello lo que ésta misma nos pueda facilitar.

          Ordenamos la realidad, y para ello necesitamos de Ideas, de conceptos; en definitiva, lo que nos permite ordenar es anteriormente haber abstraído, el Abstracto. Cualquier espacio en el cual el hombre se pueda mover, estará siempre plagado de dichas abstracciones. "Messi deja el fútbol porque se ha dado cuenta de que los goles son abstracciones". Comentarios absurdos a parte, cuanto uno más haya progresado en su educación académica, más consciente será de la importancia de dichas abstracciones. Ahora bien, ¿tienen un propósito dichas abstracciones en nuestro día a día? ¿Son tan sólo útiles para el conocimientos, o también tienen una razón práctica?

          Escojamos la realidad práctica por excelencia que todos tendremos que desarrollar en alguna ocasión dada nuestra situación como entes biológicos: la seducción. Con todo, necesitamos de Ideas, Abstracciones que nos permitan entender la situación dada, Ideas como Mujer, Hombre, Situación, Lugar, Relación, Contacto, Lenguaje, Conversación... Pero con todo, y los que vivamos con constancia en el mundo de las Ideas lo comprobaremos con más frecuencia de la deseada, no es suficiente. Las Ideas no son capaces de realizarse como tal en la Realidad, y aunque aquellas sean justamente una Abstracción de ésta, es esa misma cualidad globalizadora la que nos impide acceder por completo a la realidad de la práctica, ya que toda práctica será siempre un hecho puntual, cerrado y acotado en el tiempo y en el espacio, con sus determinadas condiciones de inicio y final. Así pues, lo que fue descubierto/creado para el conocimiento, puede llegar a chocar frontalmente con la Práctica, porque condiciona y limita nuestra capacidad de acción en el momento en sí, en la situación misma y no en la abstracción de situaciones.

          Necesitamos un no-Abstracto para lidiar con la Práctica, y es interesante porque se trata de una Idea, aunque lo que trate justamente es de eliminar esa abstracción que nos impide actuar con total libertad, y por ende, óptimamente. Postulo, volviendo a mi ejemplo inicial, que debemos eliminar de la seducción las Ideas mismas que la forman, pues debemos aceptar y manejar el momento tal y cómo se nos viene dado: esa chica, ese bar, esa noche y esas estrellas. Desde luego que seguimos jugando en el mundo de las Ideas, y la anterior enumeración son Ideas, pero no son ni la Chica, ni el Bar, ni la Noche y ni las Estrellas; pertenecen a un nuevo conjunto: el del no-Abstracto. No se trata, pues, de prescindir de las Ideas, sino al revés: debemos redefinirlas.

          Si fuésemos capaces de manejar el no-Abstracto, en su categoría de Idea, como manejamos lo Abstracto, habríamos conseguido la aplicación de esta teoría para el Conocimiento en el mundo de la Práctica, y estoy seguro de que es algo que necesitamos hoy en día más que nunca: ser capaces de generar Ideas en la inmediatez del Presente, y no venir de casa con las Ideas formadas. Necesitamos del no-Abstracto para poder relacionarnos en este Mundo actual, frenético, cambiante, con inmensa cantidad de estímulos e individuos. Debemos de liquidificar el mundo de las Ideas.

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