jueves, 29 de septiembre de 2011

Hoy voy a ser

          Hoy voy a ser el Marzo animado, con energía, el imparable que sonríe con entusiasmo. Las fuertes palpitaciones de mi pecho y las ganas de saltar con el Punk-Rock están de acuerdo. Aunque normalmente no me guste el dinamismo físico, creo que hoy haré una excepción e interpretaré mi mejor papel. Tengo ganas y fuerza.

          Seguramente luzca una sonrisa agradable, pero llena de sarcasmo. Trataré de ser dulce pero con un regusto cruel; como las golosinas picantes de gelatina. Utilizaré movimientos lo más circulares posibles, para intentar no parecer tajante y agresivo. También moveré los hombros, ya que tengo que parecer incluso bondadoso. Sin embargo, no abandonaré una postura firme y segura.

          Estaré atento al máximo número de conversaciones posibles, para poder entrar en ellas cuando se me ocurra algo que pueda aportar. No lo haré como de costumbre, girándome brúscamente e introducirme como un invasor, si no más bien como un individuo relacionándose socialmente de una forma moral y equilibrada. No diré animaladas hasta pasadas las dos, y mostraré interés por cualquier punto de vista.

          Hoy voy a ser un chico bueno. Un chico muy perceptivo, empático.

          Por supuesto no nos podemos quedar en esto. Hemos de generar una distorsión en la percepción de la gente, que se pregunten sobre la naturaleza del acto. Esto implica, con todo lo anterior, tener que jugar en una delgada linea de equilibrio donde has de parecer despiadado, pero no serlo. Tienes que ser bueno y que lo acepten.

          Cuando algo empiece a salirse de su rumbo, generamos una distorsión y reducimos el nivel de fuerza; no podemos correr el riesgo de generar una mala imagen. No por lo menos antes de las dos.

          Recalco lo de sonreír, y mantener una mirada tranquila. Si los nervios se apoderan de ti puede ser la ruína. La ruina entendida como la situación en la que seguramente se encuentren el resto de individuos. No se trata de querer parecer normal, si no de autoafirmarse.

          No me preocupan para nada las situaciones, pues sé que la situación juega a favor de todos. No habrá gente tensa, sino todo lo contrario, lo cual le permite a uno expresarse con mayor claridad; no puede haber algo mejor para generar una buena impresión.

          Y con todo esto me imagino que llegaremos a las dos.

          Una vez ahí, nadie sabe.

lunes, 26 de septiembre de 2011

La descomposición de la existencia

          La verdad que se esconde tras los hechos cotidianos del día a día es la que de verdad asusta. Aun así a todos nos preocupa saber qué ocurre. Guardamos siempre cierta esperanza. Pero no hay mayor verdad que la siguiente: todo se descompone. Miles de nodos de la red existencial sucumben a su destino, o empiezan a funcionar cada vez peor. No hay mas futuro que un futuro peor. Estamos sujetos a la entropía como entes físicos que somos.

          Cualquier cosa está unida a su respectiva linea de tiempo, y esta tan solo avanza en una dirección. No es ningún hallazgo a nivel espistemológico, pero acojona. Nos deja en pañales.

          Parece difícil en tal paradigma guardar cualquier tipo de optimismo, esperar algo de una realidad que no hace más que empeorar. El ser humano, sin embargo, es irracional por naturaleza, y se aferra a la esperanza de que alguna fuerza superior los rescatará de tan súbita decadencia: una relación, una revolución, un cambio, unas elecciones, un Dios... Pero nunca en uno mismo.

          Así avanza su lenta pero continua agonía. Y es que no cabe mejor postura que el pesimismo (qué no abandono) en aras de evolucionar a nihilismo. La inmolación es la única fuerza que nos empuja en el mismo sentido que la existencia. Es la energía esencial que necesitamos para nuestra liberación y evolución personal.

          Una completa aceptación de la realidad a pesar de elaborar una constante crítica de la misma, crearía una generación de individuos capaces de discernir sobre ella. Pero nunca se podrá hablar de un sistema, de una forma de hacer las cosas, si se esta metido de pleno en ella.

          La gente se inmiscuye en supuestos, hipótesis, mentiras, falacias; recurre al insulto, a la retórica fácil, a la disyunción, al odio; y termina creando nada más que malas políticas, moralinas y estupideces. Y con este gazpacho tan español uno se enfrenta a la vida, considerando aun que la tiene bien fundamentada, "atada y bien atada"; que si no por unos, por otros, las cosas acabarán por funcionar bien.

          Todo con un único fin: sentirse lo mejor posible en una realidad que se deshace, donde se convive con otra gente que también desaparece. Es crearse su colchón metafísico donde caer cuando todo acabe. Es generar su propia y genial mentira. Su agonía es no poder ser como quisieran, no poder ostentar lo que desearían; es guardar unas formas en las que no creen por la simple comodidad de no crear unas nuevas. Dado que no saben enfrentarse a la verdad que se les ha planteado, no pueden crear un sistema óptimo con el que desarrollarse en ella.

          Pero no seremos nosotros los culpables de que todo se descomponga. Nunca lo aceptamos cuando la culpa es nuestra: todo lo ha generado el sistema, el anterior sistema, o el antisistema; el mal del otro no es mi mal, ya que no lo comparto. En caso de que no fuese así, mi mal estaría justificado. Hay víctimas y verdugos, y se es incapaz de establecer un término diferenciado objetivo que generase una partición de valores positivos y negativos, tal que sólo nos queda la guerra. Guerra por aquí, guerra por allá; por una razón, por otra; social, individual, personal, gregaria, espiritual, modular, de guerrillas... No nos queda más que la discordia entre hermanos.

          Ni si quiera debería mencionar que esto no es alegato a la violencia, pero me veo obligado a recordar que si no nos gustan las conclusiones, habrá que cambiar las premisas. Y nunca al contrario, señores ciudadanos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

El disparo en la cara de Jack

          Conforme vemos pasar nuestra vida, nuestras aspiraciones crecen a pesar de que las oportunidades se van reduciendo. "Dale el suficiente tiempo y el porcentaje de supervivencia baja a cero." Aun así nos esforzamos, en la medida de lo posible, en alcanzar dichas metas, conseguir nuestros propios logros y "aclimatarnos" a nuestro entorno. Pero... ¿es esto suficiente? En el supuesto de que estuviésemos equivocados, ¿tendrían esos méritos alguna importancia?

          En nuestra sociedad, hoy en día, deben haber muchísimas personas como Jack, mucho nihilista pasivo. Y eso no supone mayor problema a nivel general, ya que mientras sigan viviendo, mientras no les falten los medios de una sociedad moderna, no habrá ningún problema. Pero, ¿hasta que punto esa persona esta desaprovechando un potencial humano que, desde una perspectiva socialista, deberíamos poder disfrutar todos? Por no hablar de la satisfacción que a él mismo le producirá.

          Jack, en un intento de subsanar tal deficiencia, crea a su alter-ego Tyler Durden. A rasgos generales, es todo lo que él desearía ser. "Me veo como quieres verte, follo como te gustaría. Soy listo, capaz y, aun más importante, libre en todos los aspectos que tú no lo eres."

          Por desgracia, termina por perder el control, y lo curioso es como Jack se libera de él. Fue bien sencillo: si Jack era Tyler, si no Jack, no Tyler. Y se disparó en la cara.

          Este tiro no le mata, pero sí acaba con Tyler. El tiro simboliza el control que toma de si mismo en ese momento, superando todos sus miedos y aceptando qué a lo único que se tiene que enfrentarse es a su libertad. Y solo en ese instante, deja de ser necesaria su enajenación, es capaz de terminar con todo su metamundo y enfrentarse a la realidad en la que se encontraba.

          Todos, de algún modo, necesitamos ese alter-ego, esa aspiración perfecta, ese Dios que seriamos nosotros. Pero esto no puede devorarnos, como ninguna otra cosa en la vida, a la cual hemos de enfrentarnos con toda nuestra ferocidad, fuerza y decisión, aceptando que si debemos de hacer algo, debemos hacerlo. Si no se tiene la fuerza de voluntad necesaria, uno dejará de tomar sus propias decisiones, y otras fuerzas le arrastraran. En ese momento el precio a pagar por su liberación, quizás, sea demasiado alto. Por esta sencilla razón, cualquier acto, por descabellado que parezca, puede tener toda su lógica interna y utilidad, ya que puede significar la diferencia entre ser un esclavo o no.

          Es importante ser lo que deseamos, por una simple relación de igualdad entre lo felices que somos y el bien que podemos hacer a los demás. Cuanto más potencial tenga una persona, más bueno podrá ser con el resto. No necesitara crear enajenaciones tan firmes que modifiquen su propia existencia. Y en ese momento, se será libre.

          "La libertad no hace felices a los hombres, los hace simplemente hombres." - Manuel Azaña

lunes, 19 de septiembre de 2011

Sobre la Interiorización

          Deberíamos aplicar nuestros conocimientos teóricos, adquiridos a lo largo de nuestro aprendizaje, para desarrollarnos en nuestro día a día. Ya no tan sólo por el capricho de tener acceso a un mayor número de realidades, sino por la intrínseca necesidad humana de sentir que no estamos desperdiciando nuestro tiempo.

          Necesidad "humana", al menos, en el sentido idílico en el que podemos utilizar la palabra.

          No podemos, y por lo tanto no debemos, limitarnos a un título académico, sea el que sea. Un conocimiento no tiene ninguna utilidad si no se sabe aplicar, si no se es capaz de entenderlo. Ya no necesitamos entes que conozcan muchos datos, ni si quiera muchas cosas, ya que el boom informativo de Internet, del cual no haré incapié por ahora, ha dejado a nuestra disposición una cantidad ingente de contenidos.

          Lo que se necesitan son Sistemas. Sistemas de pensamiento. Estructuras por donde tu mente divague hasta ser capaz de encontrar una solución, sin importar del índole qué sea.

          E ahí la importancia de la interiorización de nuestras ideas, de nuestros conocimientos, de nuestros patrones. Ya no por el simple hecho, pero ya no tan humilde, de que queramos ser buenos profesionales en nuestro campo, sino porque no puede haber mejor capacidad que la de poder vivir más nuestra vida.

          Y de nada más que eso versa la importancia de que sepamos qué estamos haciendo y por qué lo estamos haciendo. Cual es nuestra hipótesis, el por qué de ella y a donde queremos llegar. Porque sin un método, sin un Sistema, no podemos ser capaces de potenciarnos a nosotros mismos, y por ende, no podremos aprovechar, como deberíamos, nuestra vida.

          Poder tratar la existencia como un problema qué hay que resolver de forma óptima, pues no sirve tan sólo resolverlo, y aplicar en ello todo lo que sabemos, conocemos y hemos vivido, nos dá la increible capacidad de optar a más posibilidades, poder cursar diversos y diferentes caminos; en resumen, la capacidad de ser más nosotros.

sábado, 17 de septiembre de 2011

La libertad de [...]

          Me siento libre; soy libre. Como si estuviese muerto. Pero vivo. Sin ataduras, sin motivos, pero insaciable. A penas es concebible. Palpito de pensarlo, de sentirlo, de vivirlo. Mi corazón late rápido por el simple hecho de mi existencia. Palpita. Estoy vivo.

          Viajo por los sinsentidos de un mundo al que veo desde las alturas, como el águila, como un ave rapaz que sobrevuela las increíbles y majestuosas montañas; las personas, el ambiente, el entorno. Todo me apasiona. Las vistas son infinitas; y yo, me alzo sobre ellas.

          Quizás este atrapado en un vuelo interminable, indefinido. Condenado a vagar por la existencia. Pero sonrío. Soy soberano de mi vuelo. Dueño de mi viaje, de mi. Exhalo complacido, la sensación, casi orgásmica, mantiene el concierto de mi corazón. O tal vez sea el desconcierto: desequilibrado, azaroso, caprichoso. Todo es demasiado inmenso, demasiado grandioso. Al alcance de cualquiera, pero no destinado a todos ellos.
_______
Escrito automático.

La lucha de [...]

          Hay que buscar algo que nos merezca la pena. No podemos ir por ahí desperdiciando nuestro tiempo como si nunca se fuese a acabar. No podemos tirarnos a la basura.

          Te levantas y piensas en que cosas podrás hacer, e incluso te emocionas. Tus expectativas ni son mediocres ni son criticables. Tus anhelaciones son tus deseos y tus deseos son tu fin. Juegas, ríes, manejas, controlas, mejoras, evolucionas... Tu vida es tu satisfacción, tu regalo, no necesitas mas que el placer que te procura estar vivo. Te desarrollas, y dejas a tu mente vagar entre la existencia que le rodea. Todo esta en su lugar por que tú lo pones ahí y tú quieres que esté así. Todo esta perfecto; y si no, lo consigues.

          Pero cuando te acuestas, curiosamente, todo eso a desaparecido, y tan solo queda un amargo sabor de boca por ver como la vida pasa, y quizás todo sigue igual. Quizás no hayas conseguido tanto, ni seas tanto, que sí que seas tan mediocre y que sí valgas tan poco. Eres la mierda cantante y danzante del mundo. Y pierdes el control. Pero todo esto carece de importancia, por que mañana te volverás a despertar, y volverás a tener un inmenso día por delante en el que sí podrás cumplir tus sueños, vencer a tus enemigos, comer los mas preciados manjares y degustar los mejores licores. Serás capaz de exprimir la maldita esencia de la vida y bebértela de un trago, pues tú eres tu Dios y tu fortuna, tu destino y tu casualidad. Tú eres tú y eso es lo importante. Mi mundo es mio.

          Y así se alternan los ciclos de megalomanía y debilidad, en los que te crees el Dios que te mereces ser y en los que recuerdas las miserias de los demás, que no son mas que la tuya. Bipolaridad. Ciclotímia.

          Pero el problema reside en nuestra incapacidad de valorarnos a nosotros mismos. Es ilógico que te sientas mal por la noche, pues ya no hay nada que hacer ese día, lo único que debería preocuparte es estar preparado para el siguiente; pero no. Preferimos arrepentirnos de eso para así mañana poder despertar en la luz y así no tener que preocuparnos más que de soñar.

          Pues se acabó. La luz sera el sufrimiento y la oscuridad el regocijo. Lo mal hecho sera motivo de reflexión, de mejora, y lo terminado motivo de ira frente a lo que podría haber sido mejor.

          Cansáos, pues, de ser humanos, como yo, y aspiremos a algo más.

El Monstruo.

          Todos conocemos alguno. Todos sabemos quienes son. Les observamos desde fuera, les juzgamos o intentamos entenderles. Quizás incluso nosotros seamos uno, con lo que disfrutamos del espectáculo. Sí, todos sabemos quienes son los Monstruos, y tenemos claro que son personas iguales que tú y que él. No tan iguales cuando se llega a dicho punto, pero en algún momento lo fueron.

          El termino Monstruo está mal entendido, mal concebido por el intelecto del humano mediocre; el Monstruo es tragedia, y no maldad; el Monstruo es plenitud, y no obsesión; el Monstruo es racional, y no está perturbado. La gente rechaza lo que no puede vivir, lo que esta por encima de sus opciones. La gente no entiende como alguien puede entregarse a la vida, y es entonces cuando aparece la palabra Monstruo.

          Parece que la vida se nos haya dado con algún sentido, con algún tipo de finalidad o meta, y quien trate de escapar a este mandato Metafísico no sera más que un personaje que ha perdido la cordura y que hay que tratar como el viejo senil que no hace mas que repetir sus batallitas, negándole toda oportunidad al dialogo; "está loco".

          Estar loco es lucha, desasosiego, ímpetu y fuerza; es el enfrentamiento contra algo superior, la inexistencia de posible victoria y el deleite de sudar por ello; es el placer de la masturbación de buscar una meta que es inviable de alcanzar: ser un Dios, un Odiseo, Afrodita a nuestros pies... La explosión de sentimientos y pasiones que ello nos genera es, sin duda, la amplia gama de capacidades que tenemos los seres humanos. Y ahí es donde se genera el Monstruo, en el punto álgido de la busca de uno mismo. Un Monstruo no es la encarnación del mal en la Tierra, ni un ser grotesco que busca hacer daño por el simple hecho de estar perturbado. No, claro que no. El Monstruo es un sentimiento general que nos une como seres humanos, como seres con una Perfectibilidad; es la animalidad racional que nos impulsa a mejorarnos a nosotros mismos en un espejo donde seamos Dioses, donde nada ni nadie pueda pararnos; es el sentimiento de autodestrucción, en busca de una mejora que elimine todo dolor, y nos dé la capacidad de generar todo aquello que deseémos.

          Todo ello, vivir la tragedia de la existencia como tal, nos hace mas benévolos. El Monstruo es consciente de por donde ha pasado, y está orgulloso de ello, y es más consciente y considerado respecto a sus diferencias con el resto. Esto le permite posicionarse en cualquiera de los dos extremos, es capaz de entender el por qué de la inferioridad y busca continuamente ocasiones para enmendarla. El Monstruo se siente más a gusto entre otros Monstruos, pues puede disfrutar del arte, de la fuerza, del conocimiento, tanto del suyo como del de sus compañeros. ¿Y por que no puede hacer lo mismo con los no-Monstruos? Pues por que estos se sienten atacados, se sienten vulnerables cuando ven tales demostraciones.



          Es cuestión de suerte ser Monstruo o no; es cuestión de educación, de conocimientos, de experiencia; es cuestión de captación de tu búsqueda, de ti y de tu entorno; es cuestión de reflexión, de desidia y de ansia; es cuestión de abrir un blog o no, cuestión de hacer o no hacer algo. Es cuestión de querer conocerse o de querer olvidarse.